La enfermera Rosario Sánchez-Escalonilla ha abierto en el XIII Congreso de Oro Blanco su «mochila de la infancia», repleta de chupetes empapados en azúcar o anís, leche condensada y maizena. En su intervención sobre el papel de las abuelas, ha compartido recuerdos de infancia, en una casa donde vivían tres familias pero no vio biberones ni mujeres amamantando. Ha hablado también que las enfermeras que la atendieron en sus partos «separaban a sus hijos para que ella descansara», «les daban biberón» y le entregaban un sacaleches para calmar la ingurgitación. «Además, quise darle pecho a mi hija menor, con Síndrome de Down, y me dijeron: ¿es que quieres matar a tu hija?», ha recordado. En aquellos tiempos, las bajas por maternidad eran de tres meses, por lo que «mi lactancia duró poquito, poquito».
Ha asegurado que, con ese bagaje, se ha convertido en abuela. «En nuestra familia no hay leche, como no descansas dale biberón…», ha enumerado. En su ponencia, ha afirmado que las abuelas se enfrentan a diferencias respecto a sus hijas porque desconfían de la capacidad del cuerpo, se sienten mal por no haberlo conseguido y creen que saben más que sus hijas. Así, ha animado a «captar a las abuelas» para que apoyen a sus hijas, «entenderlas y saber por qué piensan como piensan» y prevenir «que quieran apropiarse de los nietos como si fueran suyos» con el pretexto de que «la madre descanse», algo que se ha aprendido del trato de sanitarios de generaciones anteriores.
Tras su experiencia en el centro de Fuensalida (Toledo), se dio cuenta de que «tirando del hilo» vio que la causa de la falta de leche era que «las mujeres estaban solas», por lo que decidió fundar un grupo, a finales de los ochenta, que aún continúa reuniéndose todos los jueves.
Como conclusión, abordó la necesidad de «captar» a las abuelas para conseguir lactancias exitosas. En línea con su divertida intervención, de un delantal ha ido sacando sus reivindicaciones. Al Estado, le ha pedido «unas leyes como las de Suecia», «conciliación de la vida familiar» y «una baja mínima de 6 meses y, para el papá, por lo menos de un mes». A los centros de salud y hospitales, ha reivindicado «respeto al plan de parto». Al padre, «distribución de roles, hacer en vez de preguntar qué quiere, organizar visitas y papeleo». Ha finalizó definiendo las tareas de las abuelas con respecto a la lactancia materna: «llenar la despensa, tener al día la plancha y llenar el congelador de comida hecha para 15 días».
Comentarios en: "#13congresofedalma: Manos amigas: ‘Abuelas, del biberón a la lactancia’" (1)
De lujo este Congreso!!! Lástima que no pueda asistir.Muchos éxitos!!!